Martires del Siglo XX en España, 6 de Noviembre

Martires de la persecución religiosa en España durante la decada de los años 30 (Republica y Guerra Civil)

Los mártires beatificados cuya conmemoración se celebra esta fecha son:




Lucas de San José Tristany Pujol, presbítero profeso de la Orden de los Hermanos Descalzos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo;

Leonardo José Aragonés Mateu, religioso profeso del instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas;

Apolonia Lizárraga del Santísimo Sacramento, religiosa profesa y superiora general de la congregación de las Carmelitas de la Caridad, y 61 compañeros y compañeras;

Bernardo Fábrega Julià, religioso profeso del instituto de los Hermanos Maristas de las Escuelas;

Víctor Chumillas Fernández, presbítero profeso de la Orden de los Hermanos Menores, y 21 compañeros de la misma Orden;

Antero Mateo García, padre de familia, de la Tercera Orden de Santo Domingo, y 11 compañeros de la Segunda y de la Tercera Orden de Santo Domingo;

Cruz Laplana y Laguna, obispo de Cuenca, y Fernando Español Berdié, presbítero; Narciso de Esténaga Echevarría, obispo de Ciudad Real, y 10 compañeros; Liberio González Nombela, presbítero, y 12 compañeros del clero de la archidiócesis de Toledo;

Eusebio del Niño Jesús Fernández Arenillas, presbítero profeso de la Orden de los Hermanos Descalzos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, y 15 compañeros de la misma Orden;

Félix Echevarría Gorostiaga, presbítero profeso de la Orden de los Hermanos Menores, y 6 compañeros de la misma Orden;

Teodosio Rafael, religioso profeso del instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, y 3 compañeros del mismo instituto;

Buenaventura García Paredes, presbítero profeso de la Orden de los Hermanos Predicadores;

Miguel Léibar Garay, presbítero profeso de la Compañía de María, y 40 compañeros;

Simón Reynés Solivellas y 5 compañeros, profesos de la congregación de Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y de María y de la congregación de las Hermanas Franciscanas Hijas de la Misericordia, y Prudencia Canyelles i Ginestá, laica;

Celestino José Alonso Villar y 9 compañeros, de la Orden de los Hermanos Predicadores;

Ángel María Prat Hostench y 16 compañeros, de la Orden de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo;

Enrique Sáiz Aparicio y 62 compañeros, de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco;

Mariano de San José Altolaguirre y Altolaguirre y 9 compañeros, de la Orden de la Santísima Trinidad; Eufrasio del Niño Jesús Barredo Fernández, presbítero profeso de la Orden de los Hermanos Descalzos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo;

Laurentino Alonso Fuente, Virgilio Lacunza Unzu y 44 compañeros, del Instituto de los Hermanos Maristas de las Escuelas;

Enrique Izquierdo Palacios, presbítero, y 13 compañeros, de la Orden de los Hermanos Predicadores;

Ovidio Bertrán Anucibay Letona, Hermenegildo Lorenzo Sáez Manzanares, Luciano Pablo García García, Estanislao Víctor Corsero Fernández y Lorenzo Santiago Martínez de la Pera y Álava, religiosos profesos del instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, y José María Cánovas Martínez, presbítero diocesano;

María del Carmen, Rosa y Magdalena Fradera Ferragutcasas, hermanas profesas de la congregación de las Hijas del Santísimo e Inmaculado Corazón de María;

Avelino Rodríguez Alonso, presbítero profeso de la Orden de los Hermanos de San Agustín, y 97 compañeros de la misma Orden, más 6 compañeros del clero diocesano;

Manuela del Corazón de Jesús Arriola Uranga y 22 compañeras, de la congregación de las Siervas Adoratrices del Santísimo Sacramento y de la Caridad.


La sección Dominicana esta encabezada por el P. Buenaventura Garcia de Paredes 

Ex maestro general de la orden. Nació y fue bautizado el 19 de abril de 1866 en Castañedo de Valdés, Luarca (Asturias); tuvo un hermano sacerdote, en la niñez pastoreó las ovejas de su padre, realizó estudios primarios en el pueblo natal y en una preceptoría aconsejado por el dominico Esteban Sacrest; ingresó después en la escuela apostólica o seminario menor de Corias (Asturias), donde cursó dos años; problemas de salud lo restituyeron al hogar paterno; una vez restablecido se dirigió a la escuela apostólica de Ocaña (Toledo); profesó el 31 de agosto de 1884; cumplido el tercer año de teología lo enviaron a la universidad de Salamanca para cursar derecho civil, que luego continuó, junto con filosofía y letras, en Valencia y Madrid; ordenado sacerdote en Ávila el 25 de julio de 1891; profesor de derecho político y administrativo en la universidad de Santo Tomás de Manila, director del diario católico Libertas, defendió la causa de Bernardino Nozaleda, O.P., arzobispo de Manila. 

Prior de Santo Tomás de Ávila (1901), rector del colegio de Santa María de Nieva (Segovia), prior de Ocaña (1910); en este mismo año elegido prior provincial con residencia en Manila; durante siete años desarrolló una fecunda actividad al servicio de la provincia más numerosa y extensa de la orden; cedió campos misionales en China y Vietnam a otras provincias, y la casa de Valencia a la restaurada provincia de Aragón; fundó la revista «Misiones Dominicanas», y adquirió terrenos para edificar la nueva universidad de Santo Tomás de Manila; fundó la escuela apostólica de La Mejorada, cerca de Olmedo (Valladolid), extendió la presencia de la provincia hacia los Estados Unidos (Tangipahoa, y centro de estudios de Rosaryville, Nueva Orleáns, Luisiana, inaugurado en 1911). 

En 1917 se encargó de la construcción y lo hicieron superior de la casa del Rosario de Madrid (c/ Conde de Peñalver) y, durante nueve años, se entregó al apostolado y dirección de almas. En 1926 fue elegido maestro general de la orden, postrado en tierra suplicó a los capitulares que lo eximiesen del oficio pero, viendo la insistencia de los electores, aceptó al fin. Duró su mandato dos años y medio, visitó diversas provincias, adquirió para el «Angelicum» de Roma los locales en que está situada en la actualidad la universidad de Santo Tomás, escribió circulares y cumplió fielmente con las obligaciones de su cargo; en 1929, a raíz de algunos problemas y debilitado en su salud, presentó la dimisión. 

Retirado a Ocaña, se hallaba en Madrid a mediados de julio de 1936; tuvo que buscar refugio en varios lugares donde dio muestras de gran espíritu religioso y devoción a la eucaristía; se mostraba convencido de que sólo confiando en la misericordia de Dios cabía concebir alguna esperanza en aquella situación caótica; detenido el 11 de agosto lo llevaron a la checa «García de Paredes»; de allí lo condujeron a Fuencarral (Madrid), donde lo martirizaron el 12 de agosto, en el paraje denominado «Valdesenderín del Encinar»; junto a su cadáver hallaron el rosario y el breviario.

San Juan Macias, 18 de Septiembre

Nació en Rivera de Fresno, en Extremadura, España, el 2 de marzo de 1585. Era muy niño cuando sus padres murieron, quedando él bajo el cuidado de un tío suyo que lo hizo trabajar como pastor. Después de un tiempo conoció a un comerciante con el cual comenzó a trabajar, en 1616 el mercader viajó a América y Juan junto con él.

Llegó primero a Cartagena y de ahí decidió dirigirse al interior del Reino de Nueva Granada, visitó Pasto y Quito, para llegar finalmente al Perú donde se instalaría por el resto de su vida. Recién llegado obtuvo trabajo en una hacienda ganadera en las afueras de la capital y en estas circunstancias descubrió su vocación a la vida religiosa. Después de dos años ahorró un poco de dinero y se instaló definitivamente en Lima.
Repartió todo lo que tenía entre los pobres y se preparó para entrar a la Orden de Predicadores como hermano lego en el convento de dominicos de Santa María Magdalena donde había sido admitido. El 23 de enero de 1622 tomó los hábitos.
Su vida en el convento estuvo marcada por la profunda oración, la penitencia y la caridad. Por las austeridades a las que se sometía sufrió una grave enfermedad por la cual tuvo que ser intervenido en una peligrosa operación. Ocupó el cargo de portero y este fue el lugar de su santificación. El portón del monasterio era el centro de reunión de los mendigos, los enfermos y los desamparados de toda Lima que acudían buscando consuelo. El propio Virrey y la nobleza de Lima acudían a él en busca de consejos.
Andaba por la ciudad en busca de limosna para repartir entre los pobres. No se limitaba a saciar el hambre de pan, sino que completaba su ayuda con buenos consejos y exhortaciones en favor de la vida cristiana y el amor a Dios.
Murió el 16 de setiembre de 1645 y fue canonizado el 28 de setiembre de 1975 por Pablo VI.

Santa Rosa de Lima, 23 de Agosto

Santa Rosa de Lima, 1586-1617, Patrona de América Latina, Perú y Filipinas:

Rosa de Lima, la primera santa americana canonizada, nació de ascendencia española en la capital del Perú en 1586. Sus humildes padres son Gaspar de Flores y María de Oliva.

Aunque la niña fue bautizada con el nombre de Isabel, se la llamaba comúnmente Rosa y ése fue el único nombre que le impuso en la Confirmación el arzobispo de Lima, Santo Toribio. Rosa tomó a Santa Catalina de Siena por modelo, a pesar de la oposición y las burlas de sus padres y amigos. En cierta ocasión, su madre le coronó con una guirnalda de flores para lucirla ante algunas visitas y Rosa se clavó una de las horquillas de la guirnalda en la cabeza, con la intención de hacer penitencia por aquella vanidad, de suerte que tuvo después bastante dificultad en quitársela. Como las gentes alababan frecuentemente su belleza, Rosa solía restregarse la piel con pimienta para desfigurarse y no ser ocasión de tentaciones para nadie. Una dama le hizo un día ciertos cumplimientos acerca de la suavidad de la piel de sus manos y de la finura de sus dedos; inmediatamente la santa se talló las manos con barro, a consecuencia de lo cual no pudo vestirse por sí misma en un mes.

Estas y otras austeridades aún más sorprendentes la prepararon a la lucha contra los peligros exteriores y contra sus propios sentidos. Pero Rosa sabía muy bien que todo ello sería inútil si no desterraba de su corazón todo amor propio, cuya fuente es el orgullo, pues esa pasión es capaz de esconderse aun en la oración y el ayuno. Así pues, se dedicó a atacar el amor propio mediante la humildad, la obediencia y la abnegación de la voluntad propia. Aunque era capaz de oponerse a sus padres por una causa justa, jamás los desobedeció ni se apartó de la más escrupulosa obediencia y paciencia en las dificultades y contradicciones.

Rosa tuvo que sufrir enormemente por parte de quienes no la comprendían. El padre de Rosa fracasó en la explotación de una mina, y la familia se vio en circunstancias económicas difíciles. Rosa trabajaba el día entero en el huerto, cosía una parte de la noche y en esa forma ayudaba al sostenimiento de la familia. La santa estaba contenta con su suerte y jamás hubiese intentado cambiarla, si sus padres no hubiesen querido inducirla a casarse. Rosa luchó contra ellos diez años e hizo voto de virginidad para confirmar su resolución de vivir consagrada al Señor.

Al cabo de esos años, ingresó en la tercera orden de Santo Domingo, imitando así a Santa Catalina de Siena. A partir de entonces, se recluyó prácticamente en una cabaña que había construido en el huerto. Llevaba sobre la cabeza una cinta de plata, cuyo interior era lleno de puntas sirviendo así como una corona de espinas.

Su amor de Dios era tan ardiente que, cuando hablaba de Él, cambiaba el tono de su voz y su rostro se encendía como un reflejo del sentimiento que embargaba su alma. Ese fenómeno se manifestaba, sobre todo, cuando la santa se hallaba en presencia del Santísimo Sacramento o cuando en la comunión unía su corazón a la Fuente del Amor.

Dios concedió a su sierva gracias extraordinarias, pero también permitió que sufriese durante quince años la persecución de sus amigos y conocidos, en tanto que su alma se veía sumida en la más profunda desolación espiritual. El demonio la molestaba con violentas tentaciones. El único consejo que supieron darle aquellos a quienes consultó fue que comiese y durmiese más. Más tarde, una comisión de sacerdotes y médicos examinó a la santa y dictaminó que sus experiencias eran realmente sobrenaturales.

Rosa pasó los tres últimos años de su vida en la casa de Don Gonzalo de Massa, un empleado del gobierno, cuya esposa le tenía particular cariño. Durante la penosa y larga enfermedad que precedió a su muerte, la oración de la joven era: "Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor".

Dios la llamó a Sí el 24 de agosto de 1617, a los treinta y un años de edad. El capítulo, el senado y otros dignatarios de la ciudad se turnaron para transportar su cuerpo al sepulcro. El Papa Clemente X la canonizó en 1671

San Juan de Colonia y Compañeros Martires, 9 de Julio

San Juan de Colonia y compañeros (Mártires de Gorcúm).

Poco se sabe de la vida de San Juan Heer, mártir. Nació en Colonia, Alemania, y era del convento de Santa Cruz, donde ingresó de joven. Pide su traslado a Holanda donde trabaja 20 años en la parroquia de Hoornaar. Frente a frente con la herejía calvinista, defendía la fe en sus predicaciones y controversias. Se disfrazaba para llevarle la Eucaristía y los sacramentos a sacerdotes y religiosos presos en Gorcúm y a los católicos de esa ciudad. Aunque disfrazado, sus continuas idas y venidas de Hoornaar a Gorcúm fueron descubiertas. Después de bautizar a un niño es apresado y encerrado en un calabozo donde había una veintena de sacerdotes y religiosos franciscanos, agustinos y seculares.

Sufrieron los malos tratos de sus carceleros a grado increíble, con azotes, hambre, insultos, simulacros de horca, simulacros de mutilaciones, etc. El conde de Lumnois ordena que sean llevados a Brielle donde él residía, y un canónigo apóstata y cruel, de nombre Juan Omal, se encarga de conducirlos. Los llevan en barco, y durante los dos días que duró el traslado, están encerrados sin comer. Son insultados por el camino con blasfemias contra la fe. Llegados a Brielle, el conde comienza con un frenesí de torturas. Burlas, blasfemias, insultos, parodias de la fe, procesiones alrededor del patíbulo, y nuevas simulaciones de martirio. Después los llevaron a la cárcel, donde se encontraron con otros sacerdotes, dos párrocos seculares y dos sacerdotes premostratenses. 

Más tarde, sin alimentos, son llevados a un tribunal, donde se les exige que renieguen del Santísimo Sacramento y del papa. Pero Dios los fortaleció y se reafirmaron en su fe. Como no pudieron con ellos, los sentenciaron a morir colgados de una viga. Los verdugos y encargados del suplicio estaban borrachos y no acertaban a poner el lazo en la garganta, por lo cual, habiendo sido colgados a las dos de la mañana, algunos todavía respiraban al amanecer. No contentos con matarlos, después los mutilaron, mostrando los miembros por las calles. Para su entierro, no se les permitió a los católicos hacerlo, sino a sus propios asesinos. Fueron diecinueve mártires. 

Pero Dios pronto haría justicia contra tan perversos torturadores. Al año siguiente, el 9 de julio de 1573, y a la misma hora, los soldados católicos vencen al ejército calvinista. Este hecho se repite trece años después con otra memorable victoria atribuida a la intercesión de los santos. 

Se cuenta que Dios en el mismo lugar del martirio, hizo crecer un arbusto con el mismo número de flores que los mártires. A la misma hora del martirio, un fiel de Gorcúm los vió entrar en el cielo, con rostros resplandecientes. 

En el año 1615 los católicos desenterraron los restos y los llevaron Bruselas, Bélgica. El 18 de junio de 1618 los trasladaron de la iglesia de Santa Gudula al convento de Franciscanos, donde se celebró su glorificación. 

San Juan de Colonia y sus dieciocho compañeros mártires son beatificados por el Papa Clemente X el 14 de noviembre de 1675 y son canonizados por el papa Pío IX el 29 de junio de 1865. También son conocidos como los Mártires de Gorcúm. 

En el oficio dominicano de estos mártires se lee: "Entre los diecinueve mártires de Gorcúm, brilló y se distinguió Juan, alemán, del Orden de los Predicadores, recomendable por su sabiduría y por y por su santidad".

Santo Domingo Henares, 24 de Noviembre


El día 19 de junio de 1988, SS. El beato Juan Pablo II canonizaba a una verdadera pléyade de santos del Vietnam, altamente representativa de la legión de mártires que regaron con su sangre aquellas difíciles tierras de misión en el largo período que va desde la primera persecución, iniciada en 1620, hasta el año 1862, en el que el rey Tu-Duc, tras una intervención de Francia, sancionó el principio de libertad religiosa para todos sus súbditos. En la impresionante lista de canonizados figuran ocho obispos, cincuenta presbíteros y cincuenta y nueve seglares. Encabeza la lista de los ocho obispos (todos ellos dominicos españoles excepto un francés) santo Domingo Henares: primero en recibir la palma del martirio y primero también en ser beatificado, ya en 1900, por el papa León XIII.

Los setenta y dos años de vida de Santo Domingo Henares están divididos a partes iguales por la consagración episcopal: fue ordenado obispo a los treinta y seis años y fue decapitado treinta y seis años después. Nació en Baena, diócesis de Córdoba, el 19 de diciembre de 1765 en el seno de una familia muy humilde. Muy joven su familia se traslado a Granada, donde con su familia se inscribio en la Archicofradía del Rosario y a los 17 años recibió el hábito de Santo Domingo en el convento de Santa Cruz la Real de Granada. Parece que obtuvo la admisión después de mucho insistir. En 1783 hizo la profesión religiosa. Recién profeso, y sólo iniciados los estudios teológicos, manifestó voluntad decidida de ser misionero. El ambiente apostólico del convento de Santa Cruz debía de ser muy bueno porque otros compañeros manifestaron el mismo deseo. Los dominicos ya contaban en España, y siguen contando, con la provincia del Santo Rosario que mira a las misiones en el Extremo Oriente. A ella se incorporó el joven dominico profeso del convento de Granada. Partió de Cádiz en septiembre de 1785 rumbo a Puerto Rico, Cuba, México y Filipinas, donde desembarcó el 9 de julio de 1786.

La Universidad de Santo Tomás de Manila, regida por los dominicos, estaba en todo su esplendor. En ella concluyó sus estudios al mismo tiempo que impartía clases de humanidades. El 20 de septiembre de 1789 recibió la ordenación sacerdotal e inmediatamente fue destinado a las Misiones de Tonkín (hoy al norte de Vietnam). Llegó el 28 de octubre de 1790. Uno de sus primeros cargos en la misión fue el de rector del seminario para sacerdotes indígenas establecido en Tién-Chu, cargo en el que permaneció hasta 1798 en que fue nombrado vicario-provincial por el Capítulo de la Orden. Al fallecer el vicario apostólico Fr. Feliciano Alonso, le sucedió San Clemente Ignacio, que ya era su obispo-coadjutor con derecho de sucesión. Inmediatamente designó a Fr. Domingo para vicario general. Los tiempos eran difíciles y cargados de malos presagios. San Clemente Ignacio procuró inmediatamente contar con su propio obispo coadjutor: el 9 de septiembre de 1800 obtenía del papa Pío VII para nuestro santo Domingo Henares el nombramiento con el título episcopal de Fez. La ordenación episcopal se retardó hasta el 9 de enero de 1803; tuvo lugar en Phunhay.

Causó admiración la rapidez con la que aprendió la lengua de los nativos y, más aún, su afabilidad no sólo con los conversos sino incluso con los mandarines, que con harto pesar se veían obligados a proceder contra él. Tratándose de un mártir, lo que más importó para los procesos de su beatificación y canonización fue documentar debidamente los datos de su persecución y muerte. Cuando el sanguinario rey de Tonkín, Minh-Manh, inició la persecución contra los cristianos, decidió, ante todo, acabar con los misioneros fijándose directamente en los pastores más sobresalientes de la grey: Delgado, Henares, Hermosilla, Ximeno... Nuestro Santo Domingo Henares, ya rebasados los setenta años, anduvo errante, huyendo de aquí para allá de los soldados que le buscaban por los diversos poblados. El 9 de junio de 1838 creyó ponerse a salvo con el fiel catequista Francisco Chieu en una pobre embarcación, pero los vientos fueron contrarios y tuvieron que volver a tierra. Hallaron refugio en la casita del pescador cristiano Nghiém. Pronto se enteró el prefecto del poblado Bat-Phang. Se puso en contacto con él, fingiéndose su amigo, e inmediatamente lo traicionó. Los mandarines lo arrestaron junto con los mencionados Chieu y Nghiém.

escultura de Santo Domingo Henares en la Plaza de su localidad natal
Todo sucedió con rapidez. El 11 de junio fue conducido a Nam Dinh junto con sus dos compañeros. A él, seguramente por la debilidad de la vejez, lo conducían encerrado en una jaula, seguido de sus compañeros que iban a pie cargados de cadenas. Nada más llegar fue condenado a muerte. Lo decapitaron el día 25 del mismo mes de junio, junto a Francisco Chieu. San Jerónimo Hermosilla, decapitado veintitrés años después, dejó escrito el siguiente elogio de santo Domingo Henares: «Pureza extrema de vida, celo insaciable por la salvación de las almas, sed ardiente del martirio, evangélicamente pobre para sí mismo y prodigiosamente generoso con los necesitados»

El Ayuntamiento de Granada, concedió el nombre, a este granadino de adopción, a una calle situada detrás del colegio mayor Albaicín, que comunica la calle profesor Motos Guirao con la plaza Madre Teresa Titos Garzón.


San Pedro Mártir, 4 de Junio.

San Pedro de Verona o San Pedro Mártir, 1205-1252, Patrono de los Inquisidores. 


Nació en Verona, ciudad de la Lombardía hacia 1205. Sus padres eran albigenses, y al no haber escuela albigense en su pueblo, enviaron a su hijo a la escuela de los católicos, donde aprendió la doctrina cristiana. De siete años, se encontró con un tío suyo que le hacía preguntas sobre lo que había aprendido, a lo que el niño contestó: "Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra". 

Quiso su tío disuadirlo de que Dios no era el creador de la tierra, pero el niño se mantuvo en su fe y hasta rebatió los falsos argumentos con que su tío le argumentaba. Asustado, el tío fue a conversar con el padre para que lo vigilara y la sacara de la escuela de los católicos. Pero Pedro siguió con los católicos y de ahí paso a la universidad de Bolonia hacia 1220. Por aquel tiempo la ciudad de Bolonia esta iluminada por la vida y predicación de Santo Domingo y sus hijos. Los estudiantes de Bolonia querían oír y ver a aquellos predicadores. 

Muchos abandonaron las aulas universitarias por las celdas conventuales del glorioso convento de San Nicolás. Uno de ellos era Pedo de Verona, de agudo ingenio, grande fe, corazón virginal, y con dotes de predicador. A sus diez y seis años vió a Santo Domingo y quedó subyugado. Es que Dios quería que a la cercana muerte de Domingo le sucediese como predicador de la verdad. De manos de Santo Domingo recibió el hábito religioso y se dedicó al estudio, la oración y las observancias religiosas propias de los dominicos. Así lo hizo hasta que le tocó comunicar a otros lo contemplado. Su caridad era ardiente, ayunaba largo y frecuente, hacía del estudio oración y de la oración un estudio de Dios y sus obras. Fue ordenado sacerdote y siguió con su oración y misa. Terminada ésta se dedicaba a predicar y a su ministerio apostólico. 

Rápidamente se extendió su fama de predicador y obrador de milagros. En muchas partes era tanta la gente que acudía a escucharlo que tenían que llevarlo en andas para que no peligrase su vida por los apretones. Predicaba tanto en iglesias como en plazas y a campo raso. Después se sentaba a confesar a los arrepentidos o recibía a los fieles que lo consultaban, incluyendo herejes. A todos recibía con caridad y aconsejaba, siendo muchos lo herejes que salían convertidos. Uno de estos convertidos fue Rainiero de Piacenza, que después fue gran apóstol contra la herejía. 


Durante las noches, se daba a la oración y al estudio de lo que al día siguiente había de predicar. Durante estos momentos muchas veces se le oyó conversar familiarmente con santos y ángeles del cielo. Se cuenta que una noche las tres vírgenes mártires y protectoras de nuestra Orden, Santa Catalina de Alejandría, Santa Inés y Santa Cecilia lo visitaron. 

Pero unos religiosos oyeron las voces femeninas y juzgaron imprudente y una falta a la regla recibir a tal hora a gente de la calle y mujeres. Lo acusaron frente a toda la comunidad. Pedro no se defendió ni excusó. El Prior a pesar de conocer bien su pureza de intención, lo reprendió y mandó a recluir en el convento de Jesi, en una montaña de la Marca de Ancona. Allí, en la soledad de su celda, lloraba el santo su deshonra, sobre todo, que pensaba que ya no podría servir más a la gente. Pensando así y llorando día tras día, frente a un Cristo crucificado, se atrevió a decir: "¿Qué mal hice, Señor, para verme como estoy?". Y oyó que Jesús le dijo: "Y yo, Pedro, ¿qué mal hice?". Y quedó fortalecido y consolado con estas palabras. Pero Dios puso pronto fin al destierro y deshonra. Los religiosos comprendieron que tales visitas no podían ser sino celestiales, y admirando su paciencia y virtud, le restituyeron la libertad y su buen nombre, por lo cual fue restablecido en su ministerio, pasando a ser más poderoso en obras y palabras. 

El papa Gregorio IX primero, y después Inocencio IV, lo nombraron Inquisidor General, lo que provocó que herejes de muchas partes lo amenazaran de muerte. Pero Pedro seguía predicando y obrando constantes milagros, con los que alentaba la fe de los cristianos. 

Famoso es un milagro de uno que se fingió enfermo. Un hombre de Milán se burlaba de los milagros que Pedro realizaba. Juntó a muchos y se fingió enfermo, con la intención de pedirle a nuestro santo que lo sanase, y así poder reírse públicamente de él. Pero Pedro le dijo: "Ruego al Señor de todo lo creado, que si tu enfermedad no es verdadera, te trate como lo mereces". Y en aquel instante el fingido enfermo comienza a sentir fuertes dolores y a gritar. Con vergüenza sus amigos lo llevaron a su casa, donde sus dolores fueron creciendo, hasta que humillado y arrepentido, rogó al santo que fuese a verle. Fue Pedro a verle, y después de confesarlo, renegó de la herejía, hizo la señal de la Cruz sobre él y lo libró de los males del alma y del cuerpo. 

Otro milagro famoso es el llamado milagro de la nube. En Milán, un maniqueo famoso que hacía de obispo, asistió a una plaza pública donde Pedro predicaba. Era un día muy caluroso, lo que empezaba a molestar a todos. Y gritó de repente: "Malvado impostor, si eres santo como todos creen, ¿porqué dejas que esta gente se ase con este calor? ¿Porqué no oras a tu Dios y le pides una nube que nos libre del sol? El santo respondió: "Lo haré si prometes dejar tu herejía". Y se produjo mucha confusión. Pedro dijo con fuerte voz: "Para que todos conozcan y confiesen a Dios Todopoderoso, creador de todas las cosas, le pido a su Hijo Jesucristo que nos envíe una nube y nos cubra del sol". Hizo una cruz en el aire y se vieron todos cubiertos por una hermosa nube. 

Martirio de San Pedro de Verona
Para lograr triunfos sobre los maniqueos, Pedro se encomendaba a Dios, oraba y estudiaba mucho. Fue Prior en varios conventos, en Como, Piacenza, Génova, etc. Conoció y fue amigo de Santo Tomás de Aquino. A todos les pedía contemplar y estudiar, Cristo y los libros, para poder entregar después los frutos de la contemplación y el estudio.

Había en una villa del estado de Milán un buen señor posadero en cuya casa se hospedaba Pedro cuando iba a predicar. Con este señor tomó contacto un hereje nigromántico (magia negra, develar el futuro invocando a los muertos) para convencerlo de que no atendiera más al santo y se convirtiese a la secta. Le convenció que bajaría del cielo la misma Virgen María para pedirle que dejara las falsas creencias católicas. Efectivamente tuvo la visión, quedando dubitativo, confundido, atontado. Pocos días después llegó el santo a hospedarse allí y notó algo raro en aquel hombre. No le negó lo que pasaba, que quería convertirse a esa secta después de ver esa aparición. Procuró el santo disuadirlo, haciéndole ver que aquella visión era engaño del diablo, que él le probaría la falsedad. Quedaron en que buscaría al hereje nigromántico y le manifestaría su deseo de ver nuevamente a la Virgen. Fijaron lugar y hora para la aparición. El hereje acompañado de otros se presentó en una iglesia junto al posadero, donde previamente se había escondido Pedro. Hizo el nigromántico su invocación y apareció de nuevo la figura de la Virgen, y salió entonces Pedro con el Santísimo en la mano. Quiso huir la aparición, pero el santo la detuvo y le dijo que si era la Madre de Dios, adorara a su Hijo sacramentado, y si era un espíritu maligno, dejara esa figura de Virgen y tomara la de bestia. Obligado el demonio por el santo, se transformó en figura horrenda, y despidiendo hediondeces desapareció. 

Como servicio a la Iglesia, el papa le encomendó un informe para aprobar o no la nueva Orden de Los Servitas. Después de estudiar lo que los servitas eran y merecían, su regla, la santidad de sus vidas y sus fines como institución, aconsejó al papa su aprobación y propagación. 

Entretanto el odio de los herejes contra el santo crecía hasta que resolvieron quitarle la vida. Eran seis los principales conjurados que juntaron cuarenta monedas del país para pagar al asesino de sobrenombre Carino. Esto llegó a oídos del santo, quien lo comunicó varias veces en público. Predicando en Cesena, dijo a sus oyentes que no lo verían más, pues pasadas las fiestas de Pascua sería asesinado por los herejes. De Cesena pasó a Milán donde predicó el Domingo de Ramos. De Milán paso a Como, donde era Prior, para celebrar la Pascua. Y de allí volvió a Milán. Lo siguió Carino con la intención de matarlo y lo alcanzó en un espeso bosque donde también estaba Albertino, su cómplice asesino. 

Carino le propinó con una hoz de podar un fuerte golpe en la cabeza y le abrió el cráneo. También se arrojó sobre Fr. Domingo, compañero del santo y lo apuñaló. Volvió sobre el santo y vió que con la sangre de su herida escribía en la tierra "Creo en Dios Padre Todopoderoso", y furioso le hundió un puñal en medio del pecho. Así terminó su vida a los 47 años. 


Fr. Domingo, viendo lo sucedido, gritó por ayuda y algunos labradores llegaron a ayudar y siguieron al asesino, que fue capturado. Cundió rápido la noticia del asesinato. Llegaron sus hermanos del convento y vieron el lugar del martirio, al santo muerto y a Fr. Domingo herido que murió al quinto día. Y les trasladaron a Milán, al convento de San Eustorgio donde fue sepultado con magníficos honores. Si en la tierra se le hicieron tan debidos honores, no fué escaso el cielo en glorificarle, haciendo que "en el lugar del martirio se vieran muchas luces y que todos aquellos árboles del bosque lloraran", como dirá después San Vicente Ferrer en un sermón sobre el Santo Mártir. 

El asesino fue encarcelado y se fugó. Cayó en terrible depresión al reflexionar sobre su crimen. Abjuró la herejía y tomó contacto con los dominicos, los que le permitieron entrar como Hermano converso para hacer penitencia de sus pecados, en tal grado, que mereció el concepto de santidad. 

El papa Inocencio IV inició su proceso de canonización, y un año más tarde, en 1253, lo canonizó. 

Tomado de Santos, Bienaventurados, Venerables de la Orden de los Predicadores, Vol. I M.R.P.Fr. Paulino Álvarez O.P. Tip. de El Santísimo Rosario Vergara, 1920, pp. 179-195

San Alejandro Longo y Mártires de Otranto, 13 de Agosto


















San Alessandro Longo - Nuevo santo dominico

Su Santidad Francisco canonizó en 2013 a los fieles que pasaron a la historia como los 800 mártires de Otranto (Lecce – Italia).

El 28 de julio de 1480 los ejércitos turcos, queriendo ocupar el reino de Nápoles, desembarcaron en la región italiana de Apulia y asediaron la ciudad de Otranto. El convento dominicano dedicado a Santa María de la Candelaria, por su ubicación al exterior de las murallas de la ciudad, fue el primer edificio en ser saqueado y ocupado por la artillería turca. Los frailes se refugiaron en la ciudad.

El 12 de agosto, los turcos, tras 14 días de asedio y de bombardeo de las murallas, lograron entrar en la ciudad y atacaron tanto a los defensores como a los ciudadanos más indefensos. En contra de las costumbres de la época, entraron en la Catedral donde se habían refugiado el arzobispo, los eclesiásticos y muchos ciudadanos. Muchos de ellos fueron asesinados en el mismo lugar y otros el día siguiente, 13 de agosto, en la colina llamada de la Minerva, tras haberse negado a abjurar de su fe en Cristo. 

No se sabe exactamente cuántas personas cayeron en la defensa de la ciudad ni cuantas fueron puestas, por Ahmet Paşa, ante la alternativa de renegar de su propia fe para obtener la libertad o perder la vida. La tradición afirma que aquellos que un grupo de 800 mártires se mantuvo fiel a su fe hasta el final. Aunque no se sabe el nombre de muchos de ellos su martirio fue entendido como un signo del compromiso de toda la comunidad en defensa de la fe. En la única lista fiable desde un punto de vista histórico se recogen algunos cuantos nombres. Entre los primeros en ser mencionados aparece el Maestro Alessandro Longo, dominico. Sabemos que aquel día también murieron otros dominicos pero no conocemos sus nombres. 

Fray Alessandro Longo, el fraile cuyo martirio aparece documentado, nació en Otranto hacia 1425 y se hizo fraile en el convento de Lecce o de Nardó. Fue ordenado sacerdote en Bolonia el 30 de mayo de 1450. En 1451 fue nombrado “Maestro de estudios” en el estudio general de Santo Domingo de Nápoles. Fundador en 1458 del convento di Otranto, en 1474 obtiene del Maestro de la Orden la facultad de dar el hábito dominicano y de recibir a la profesión frailes y hermanas. En 1475 fue asignado definitivamente a Otranto para organizar y consolidar el naciente convento. Dando muestras de una gran apertura mental fue capaz de elaborar una cultura refinada que sintetiza la tradición griega de su tierra natal con la tradición latina aprendida en las escuelas de Bolonia y de Nápoles. Sabemos que es el autor de un comentario a las comedias de Aristófanes.

La Orden Dominicana, por su parte, tuvo siempre una gran devoción hacia los 800 mártires de Otranto. En 1574 algunos cuerpos de estos mártires fueron llevados a Nápoles y puestos bajo el altar de Santa María del Rosario en la iglesia dominicana de Santa Catalina de Formiello. En el Capítulo General de Roma de 1629, el título de prior de Otranto fue otorgado al socio del prior provincial de Apulia. Este solicita y obtiene en 1694 de la Congregación de ritos la facultad de celebrar el oficio y la misa de los beatos mártires para todos los conventos de la Orden.

Santa Catalina de Siena 1347-1380, Doctora de la Iglesia, Segunda Patrona de Roma y Patrona de Italia.

Nació en Siena (Italia) el 24 de marzo de 1347, penúltima de los veinticinco hijos del tintorero Jácomo Benincasa y de Lapa Piacenti.


A los 7 años, en compañía de su hermano Esteban, en Valle Piatta. levantó sus ojos y vió sobre la torre de la iglesia de Santo Domingo, un trono resplandeciente en el cual estaba nuestro Señor revestido de hábitos pontificales y con tiara, y a sus lados los
apóstoles San Pedro, San Pablo y San Juan. La miró el Señor y la bendijo. Visión profética que anunciaba la misión de Catalina en bien del papado. Pronto nació la idea de hacerse Terciaria dominica. Le gustaba sobremanera la vida de los dominicos, empleada en estudiar, orar y predicar. En algún momento incluso pensó en vestirse de niño para entrar como novicio.

Jácomo, su padre, vió un día una blanca paloma que entró donde ella estaba orando y se le puso quieta en la cabeza. Le abrió esto los ojos para ver que su hija era objeto de complacencias divinas y desde entonces prohibió que la molestasen. A los dieciséis años obtuvo el permiso paterno para entrar con las Terciarias. Al verse con el hábito de una Orden de Penitencia, redobló sus mortificaciones que comenzaron desde muy niña. Su abstinencia era asombrosa, su cama, el suelo o una tabla, y usaba cilicio y disciplinas. Continuó socorriendo a los pobres sin descanso, y hasta el mismo Cristo se le presentó un día en la figura de un forastero que le pidió ropa. Después se le aparece como Jesús y le regala un vestido como prenda del que le dará en la gloria.

Tenía frecuentes visiones de Jesús y santos; un día se le presentó Jesús y le dijo: "Puesto que has dejado los placeres y diversiones del mundo por amor a mí, quiero desposarme contigo". Al punto entraron en ese bendito cuarto, la Santísima Virgen, San Juan Evangelista, San Pablo Apóstol, Santo Domingo y el Rey David con su arpa. La Madre de Dios tomó la mano de Catalina y se la presentó a Jesús para que le diera la suya, pidiéndole que se desposara con la Santa. Así lo hizo Jesús, y tomando un anillo se lo puso en el dedo diciéndole: Yo, tu Creador y Salvador te desposo conmigo en la fe; consérvalo puro hasta que celebremos las bodas eternas en el cielo. La ceremonia terminó y el anillo quedó en el dedo para siempre, aunque sólo ella lo veía.

A su casa llegaban justos, pecadores, jóvenes, maduros, sacerdotes, religiosos, nobles, sabios, hombres de toda condición en busca de luces y en ruego de ser convertidos. Todos, aún los soberbios o curiosos que iban por probarla, se retiraban seducidos y totalmente cambiados. Le concedió Jesús la gracia de permutar las penas de otros si las asumía ella; así su propio padre fue preservado de ir al purgatorio a cambio de un dolor que sintió Catalina en su costado y que le duró toda la vida. También para su madre, Catalina logró del Señor la gracia de la resurrección, después que ésta murió sin los sacramentos.

Movida de su amor al prójimo, ya fuera en su casa, en hospitales o en donde quiera que se encontrasen, atendía con admirable solicitud a los enfermos, desvalidos y abandonados. Pero a pesar de su caridad con el prójimo, una vez fue calumniada por una hermana terciaria a la que atendía, acusándola con su Priora. El Señor, para alentar a Catalina se le apareció presentándole una corona de oro y piedras preciosas y otra de espinas, diciéndole que escogiera. Contestó ella: Hace tiempo, Señor, que he renunciado a mi voluntad; pero si a mi arbitrio lo dejáis, hecha está mi elección. Y tomando con ambas manos la corona de espinas se la puso en la cabeza con tal fuerza que se le clavaron las espinas por todas partes. El Señor prometió salir en su defensa, y lo hizo haciendo que el cuerpo y rostro de Catalina fuesen luminosos, lo que fue visto por la terciaria enferma, la cual estupefacta por aquella transfiguración, pidió perdón a la santa y contó a los demás que la había calumniado.

Pero las íntimas comunicaciones con Jesús han ido creciendo en número y valor, a tal punto de intercambiar corazones. En adelante Catalina, en vez de decir: "Señor, os encomiendo mi corazón", decía: "Os encomiendo, Jesús mio, vuestro corazón". A menudo, sobretodo cuando comulgaba, veía en las manos del sacerdote un niño recién nacido o un joven hermoso. Le confidenció a su confesor, el Beato Raimundo de Capua, que su alma se hallaba de tal modo embriagada de gozo y felicidad que no veía cómo podía continuar en su cuerpo. También que el amor al prójimo era tanto que moriría de felicidad por alguno de ellos. También le confidenció que durante un éxtasis, recibió las llagas del Señor en sus pies, manos y corazón, pero sin aparecer las cicatrices.

Pero Dios la tenía destinada a una vida de apostolado. Europa era por aquel tiempo un hervidero de naciones y estados en guerra unos con otros. El Papa estaba fuera de Roma, medio vasallo del rey de Francia. Revueltas por todos lados, invasiones turcas. Roma se despoblaba y se pudría abandonada por el Papa. Varias ciudades italianas se guerreaban entre si sin dar paz a sus rencillas. Catalina, mensajera de paz, va de pueblo en pueblo apagando rencores, abuenando y reconciliando enemigos. Habla en plazas públicas, campos, se reúne con cardenales. Todos la reciben, autoridades y pueblo bullicioso. Promueve una cruzada para liberar los Santos lugares. Escribe cartas al Papa, cardenales, reyes, príncipes, sabios, monjes, santos o pecadores, en todas ellas manifiesta su celo ferviente por la santa doctrina. Trabajó para que el papa dejase de residir en Francia y volviese a Roma, hasta que lo consiguió. Tres meses después de dejar Aviñón, el papa estaba de vuelta en Roma. Sigue la santa predicando la paz en los estados de Italia. Logra del papa recibir de vuelta a Florencia, desangrada por los odios entre güelfos y gibelinos, y logra que firmen la paz en 1378.

Llena de júbilo se retiró a Siena, donde dictó el "Diálogo sobre la Divina Providencia", que es un canto de amor a Dios. Este escrito más sus cartas y oraciones le valieron el título de "Doctora de la Iglesia".

Debilitada, pero fuerte en la oración por la paz y la unidad de la Iglesia, entregó su espíritu al Señor el 29 de Abril de 1380 a los 33 años. Fue enterrada en la Basílica dominicana de Santa María sopra Minerva en Roma. El Papa Pío II la canonizó el 29 de abril de 1461.

San José, Patrono de la Iglesia, ruega por el Papa Francisco


Hoy, festividad de San José, será en Roma la toma de posesión de S.S. el Papa Francisco.


Este hecho no es casual, el día 8 de diciembre de 1870 el glorioso Patriarca San José, padre putativo de Nuestro Señor Jesucristo y casto esposo de la Bienaventurada Virgen María, fue solemnemente proclamado Patrono de la Iglesia Universal por decreto de Su Santidad el Beato Pío IX. 


Pidamos a Dios Ntro. Señor por intercesión de San José todo tipo de bendiciones para el pontificado que hoy comienza.

Dios todopoderoso, que, en los albores del nuevo Testamento, encomendaste a san José los misterios de nuestra salvación, haz que ahora tu Iglesia, sostenida por la intercesión del esposo de María, lleve a su pleno cumplimiento la obra de la salvación de los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. 



Venerable Benedicto XIII, Papa.

Armas de Benedicto XIII
Vicente María Orsini nació en Gravina (Puglía) el 2 de febrero del año 1649. Es hijo de Fernando Orsini, duque de Gravina y de Juana della Tolfa, o de Frangipane.

Es evidente que, dada su familia y su inteligencia, tuvo una formación muy completa ya en su país de origen. De carácter piadoso ya desde su infancia, en su mayoría de edad renunció en favor de su hermano a la primogenitura del ducado y, contra el parecer de la madre, se dirige al convento de San Domenico di Castello en Venecia, donde recibe el hábito dominicano y toma el nombre de Fray Vicente María, el 13 de febrero de 1668. Al año siguiente, el 28 de febrero de 1669, fray Vicente María Orsini está ya estudiando en Bolonia.

Ese mismo año recibe las órdenes menores. El año 1670 recibe el subdiaconado, y ese año es propuesto como estudiante "formal"; es decir, para una formación específica de profesor, dada la excelente preparación que demostró en el Capítulo provincial (MOPH XIII, 66). El diaconado lo recibe en Roma a primeros de febrero del año 1671, y el 24 de febrero es ordenado presbítero por el cardenal Altieri, en la residencia papal del Quirinal. El 7 de marzo de ese año ya está en Bolonia.

El joven Fray Vicente María Orsini hará el examen de "lectorado" (profesor) en mayo de 1671, bajo el gobierno del Maestro de la Orden fray Tomás Rocaberti, y es enviado como profesor a Brescia.

Fray Vicente María Orsini, Cardenal y Arzobispo

El papa Clemente X (1670-1676) nombra cardenal a fray Vicente María Orsini con el título de San Sixto, cuando cuenta 23 años. Apenas fray Vicente María lo sabe, se "rebela" y huye del convento de Bolonia y se esconde en el pajar del monasterio cercano de Ronzano, y allí lo encontrará el Maestro de la Orden, Tomás de Rocaberti, que viene de parte del Papa a conminarle con precepto formal la aceptación del cardenalato. La lucha durará desde el 27 de febrero al 13 de marzo, cuando, con el Maestro de la Orden y otros compañeros, parten para Roma.

El 21 de marzo de 1672 fray Vicente María Orsini está ya en Roma ante el Papa. Será nombrado Prefecto de la Congregación del Concilio, y se conoce su actividad religiosa con bastante detalle, y, asimismo, su "afición" a la consagración o dedicación de iglesias y altares.

El año 1675 es nombrado arzobispo de Manfredonia (Siponte), en la región de Puglia, de donde, el Papa Inocencio XI (1676-1689) lo transfirió el año 1680 a la sede de Cesena, en Emilia Romagna, para pasar después a la ilustre sede de Benevento (Campania) en el año 1686, en cuya sede transcurrirá 38 años.

El lema del servicio pastoral del cardenal Vicente María Orsini en las diversas sedes, especialmente en su largo gobierno en Benevento, "haciendo el bien y curando a todos", siendo amado y venerado por su múltiple servicio pastoral y por sus virtudes de austeridad y bondad. Su labor abarca el campo religioso y el económico o de justicia social de sus fieles.

El año 1688 la ciudad de Benevento sufre un tremendo terremoto, y el mismo arzobispo fue rescatado, malherido, de las ruinas de su residencia por un fraile dominico. El arzobispo atribuye su salvación y recuperación a la intercesión de san Felipe Neri (t 1595), del que era muy devoto. Poniendo sus propios medios económicos y buscando ayudas diversas, logrará reedificar la ciudad, empezando por la catedral, entre los años 1688 a 1694.

Clemente XI (1700-1721) nombra al arzobispo de Benevento "Abogado de la Iglesia y Defensor de la Religión", encomendándole algunas delicadas gestiones políticas en Europa, agitada además de en la política, por el movimiento religioso jansenista y por el galicanismo.

El papa Clemente XI muere el 7 de marzo de 1721. El cardenal Vicente María Orsini había participado en cinco cónclaves, siempre colocado entre los "zelanti", es decir, entre los que buscaban el bien religioso de la cristiandad y de la Iglesia. 

Fray Vicente María Orsini, Papa, Benedicto XIII

En el cónclave, largo y politizado, que seguirá a la muerte de Clemente XI, finalmente, el 29 de mayo de 1721 será elegido Papa, por unanimidad, el cardenal dominico fray Vicente María Orsini, que tomará el nombre de Benedicto XIII, en memoria de su antecesor dominico, el papa beato Benedicto XI (1303-1304).

El nuevo Papa empieza un estilo de vida de verdadero religioso. Su habitación, su celda, es completamente pobre: con la misma cama que había usado los días del cónclave y una mesa, una silla y algunas láminas. El mismo afirmará que, en la celda es fray Vicente María; y en los suntuosos salones del Vaticano, es Benedicto XIII. El Papa vive en una grandísima austeridad.

Disminuye el boato de la Curia papal. Se libera de los guardías de cuerpo o guardaespaldas. Camina libremente por la ciudad. Visita los hospitales. Crea el hospital de San Galicano para los enfermos de la piel. Se decía que para el Papa todas las calles llevaban a algún hospital, donde cuida materialmente de los enfermos y los conforta, o a alguna iglesia, donde administra los sacramentos, escucha los sermones, celebra la Eucaristía o celebra públicamente el Oficio divino, especialmente en los últimos meses de su vida. Se sabe con certeza que en la noche se dedica largamente a la oración.

El Papa continua en su preocupación especial por la ciencia, creando en la Universidad de "La Sapienza" de Roma la Academia teológica. Cuida también las excavaciones arqueológicas que se inician en la Ciudad eterna. Benedicto XIII en mayo de 1725 ordena la organización de los Seminarios y creó para ello la "Congregación de los Seminarios".

El Papa afrontó también en 1727 el problema de los ritos malabáricos en la India, bastante confusos entonces por sus supersticiones, a la vez que exige expresamente que no sean negados a los fieles "parias" los sacramentos, pues en Dios no hay acepción de personas. El Papa tuvo incluso buenas relaciones con el emperador de China, y en 1724, y por su mediación, fueron liberados numerosos encarcelados, recibiendo asimismo preciosos regalos del emperador.

En su pontificado Benedicto XIII nombró sin favoritismos 29 cardenales. El papa Benedicto XIII realizó diversas canonizaciones entre los años 1726-1729: la de santo Toribio de Mogrovejo; la de S. Giaccomo della Marca y la de san Francisco Solano; la de Sta. Inés de Montepulciano, O.P.; la de san Luis Gonzaga y san Estanislao de Kostka; la de San Juan Nepomuceno y la de san Juan de la Cruz. Él decretó la beatificación del papa Gregorio Vil (t 1085), que no fue aceptada en la Francia galicana. Asimismo aumentó las indulgencias al ejercicio piadoso del Vía Crucis.

Pocos meses después de su último viaje a Benevento en 1729, el papa Benedicto XIII muere santamente el 21 de febrero del año 1730, a los 81 años de edad, y fue sepultado inicialmente en la basílica de San Pedro, pero fue inmediatamente trasladado a la basílica dominicana de Santa María "supra Minervam", en un espléndido sepulcro, con su figura orante, obra de C. Morchioni del año 1730, situado en la capilla de Santo Domingo.

Semblanza espiritual del Papa Benedicto XIII

Repetidamente se ha aludido ya a las virtudes teológicas y morales del papa Benedicto XIII, que puede decirse destacan de un modo fuera de lo ordinario, sea en cómo él eligió y defendió su vocación religiosa y rehusó los honores; sea en su grande sensibilidad espiritual y social; sea en su combate pacífico contra el jansenismo y las costumbres de los eclesiásticos; sea defendiendo los derechos de la Iglesia ante diversos príncipes. Su ideal social era el de crear en todas partes un clase social de pequeños propietarios.

De hecho, tales son las virtudes y fama de santidad del papa dominico Benedicto XIII, que se pensó pronto en su beatificación y, 20 años después de su muerte, se inició el Proceso de su canonización por iniciativa del obispo dominico J. de Andújar, obispo de Tortona (Turín), pero por diversos motivos o vicisitudes, todo ha quedado en suspenso, el 4 de febrero de 2012 se ha iniciado en la Sala de la Conciliación del vicariato de Roma la fase diocesana del proceso de beatificación y canonización del Papa Benedicto XIII.

Fuente: González Fuente, Antolín; "Los cuatro Papas dominicos", de la colección "Celebraciones vivas de los Santos y Santas Dominicos" editada por Ricardo Cuadrado Tapia.

San Pío V, 30 de Abril

San Pío V
Relieve en Marmol
Iglesia de Santo Domingo de Granada



Antonio Ghislieri nace el 17 de enero de 1504 en Alessandría (Italia), Hijo de Pablo Ghislieri y Dominica Augeria. En 1521, a sus diecisiete años, profesa en la Orden de Predicadores, en Vigevano, tomando el nombre de Miguel. Realiza su "currículum" filosófico - teológico en Bolonia. Posteriormente cumple el ministerio de Lector de Filosofía y de Teología en Pavía.

A los cuarenta y siete años, en 1551 es llamado a Roma por Julio III y designado Comisario General del Santo Oficio, donde trabaja por la difusión y la pureza de la fe. Pablo IV le nombra obispo de Sutri y Nepi en 1556, y cardenal en 1557. El mismo Pablo IV, en 1560, le traslada a Mondovi (Piamonte), diócesis que se encuentra en lamentable estado, donde se empeña por acercarla al Evangelio de Jesucristo.

Descubierto por San Carlos Borromeo, el cardenal fray Miguel Ghislieri es elegido Papa en 1566 a los sesenta y dos años de edad. No es un príncipe, sino un asceta el que la Orden de Santo Domingo presta al papado de Roma. Pío V - así se llamará- lleva el estilo de la Orden a la Curia Romana. El nuevo Papa ofrece a la Iglesia el Breviario y Misal Romanos para que alimente su oración: también se esfuerza por confirmar a toda la Iglesia en la misma fe. Así publica el "Catecismo" del Concilio de Trento, llamado "Catecismo Romano"

Su corazón se inquieta frente a las nuevas situaciones pastorales. Por una parte, mundos recientemente descubiertos que es necesario evangelizar; y por otra, países protestantes que comienzan a nacer. A fin de abordar tales problemas crea dos congregaciones cardenalicias que serán base de la posterior Sagrada Congregación "De Propaganda Fide" (creada en 1622). Proclama a Tomás de Aquino "Doctor de la Iglesia" e impulsa la "Opera Omnia" conocida como "Piana".



Se esfuerza por hacer coincidir la sociedad terrena con el Reino de Dios. Ve destrucción y muerte sobre Europa con la inminente invasión de los otomanos. Por eso, propicia entre los príncipes la liga de España y Venecia para detenerlos. Se alcanza la victoria en Lepanto el día 7 de octubre de 1571, mientras el Papa se encuentra en oración a María, la Madre de Dios, en su devoción al rosario; por ello instituye para este día la fiesta con el título de Nuestra Señora de la Victoria que en 1573 se denominará "del Rosario".

San Pio V murió santamente en Roma el 1 de mayo de 1572, a sus sesenta y ocho años y siete de papado. Beatificado por Clemente X, fue canonizado por Clemente XI el 22 de mayo de 1721. Su cuerpo se venera en la capilla del Santísimo Sacramento de la basílica romana de Santa María la Mayor. Su fiesta se celebra el 30 de Abril.

Semblanza espiritual

Ejemplo de pobreza, humildad e inagotable actividad, es elegido dos veces prior por los hermanos de su Orden. Todo lo edifica sobre la oración. Siendo Papa Pio V visita a pie las iglesias de Roma. Su vida testifica la palabra del apóstol Pablo: "¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en Vosotros?"

En cuanto conductor del Pueblo de Dios, vibra con las vicisitudes de los pobres, siente cariño por los cristianos de Roma, que si en un principio fueron muy entusiastas con él, después lo apreciarán como a un padre. En Roma reformó las costumbres del clero y del laicado.


Armas de San Pío V

Desde el momento en que es elegido Papa, conservará el espíritu y el hábito dominicano dedicándose con total decisión a poner en práctica, con el ejemplo de su vida, todas las consignas del Concilio de Trento para la reforma de la Iglesia y el bien de las almas. Estimuló la formación teológica de los clérigos en los seminarios a los que, entre otras medidas, propone la introducción de la enseñanza de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino.